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En Matemáticas, ¡siempre atiende los detalles!
Dios está en los detalles
Ludwig Mies Van der Rohe

Atiendes las clases con entusiasmo, o al menos, procuras estar lo más atento posible. Realizas todas las tareas que deja el profesor. Llegas al examen y lo haces despacio. Como acabas rápido, revisas cada ejercicio. Y en la entrega del examen, un horroroso 6 pintado de rojo y encerrado dentro de un círculo grande echa a la borda la ilusión de querer ver ese examen con una calificación perfecta.
Si te ha pasado esto, conoces ese horrible sentimiento. Conoces la frustración y el coraje, pero sobre todo el enojo contra uno mismo. Nada sano el asunto. En tu diálogo interior, te culpas y te das latigazos internos, que lo único que hacen es reforzar el sentimiento y que afianzarán tu desdén y que muy probablemente se volverán a presentar.
Esta situación, antes que otra cosa, es completamente normal y no tiene razón para generar más estrés. No hay recetas secretas para liberarse de este «mal de detalles», pero sí ayudará tomar en cuenta algunas filosofías.
1 Cuando ganas, ganas; pero cuando pierdes, en realidad ganas más. Nuestra cultura enfocada en la competencia, hace el aprendizaje una tarea estresante por el enfoque en «querer ser como el mejor o superior» en vez de respetar los procesos personales. Nuestra única comparación debe ser nuestro progreso personal. «Si hoy saque 7, mañana saco 8», y así sucesivamente. Aprender en dónde se equivoco uno es una bendición, porque el error enseña y uno sale fortalecido de ahí. El fracaso es tu mejor mentor, no huyas de él.
2 Vuelve a hacer el ejercicio que salió mal. De esta forma, estamos borrando el camino que nos condujo a esa falla y corregimos. Lo que importa es que domines el proceso para llegar a la respuesta adecuada.

3 Relájate. La mejor alternativa para que no aparezcan errores, y comenzar a prestar atención a los detalles es una combinación entre la concentración y la respiración cuando estamos realizando ejercicios. Cuando prestamos atención a la respiración, nuestra mente se aquieta y puede apreciar con muchas cosas que estando alterados resulta casi imposible. Un estado mental de serenidad durante el examen nos libera de la desesperación y hace que fluya mejor nuestra inteligencia.
Sé quisquilloso. Si todavía te falta soltura, no desdeñes realizar todos los procedimientos entre una línea del examen a otra. Si requieres cuatro hojas para hacer un examen que podría necesitar dos, no dudes en pedir las hojas extra. De esta forma no se irán los detalles. Lo importante es tu avance. Con la práctica, ya podrás omitir pasos y hacer las operaciones más rápido.

Todos cometemos errores. Los maestros cometemos muchos errores, y por ello estamos comprometidos a reconocerlos con humildad y prontitud. Cometer errores nos hace mejores. Hay una lectura muy recomendada al respecto, se trata de Crear o morir, de Andrés Oppenheimer, genial periodista de origen argentino. En esta obra, recalca mucho el hecho de que en nuestras sociedades, al no permitir a las personas que cometan errores en sus procesos formativos, se inhiben las capacidades de innovación y de emprendimientos, que son las fundamentales para crear sociedades libres. No temas entonces, equivocarte. Es válido. Pero más importante aún, es que esa «equivocación» sea un motivo personal de transformación y de hacer las cosas mejor.
Si los errores persisten, te invito a que encontremos estrategias que te ayuden a salir de esa situación.